El golfista número uno del mundo, Scottie Scheffler, sigue batiendo récords y acumulando premios, incluso sin jugar. Esta semana, sin participar del Wyndham Championship, Scheffler se aseguró el primer lugar en el Comcast Business Tour Top 10, lo que le garantiza un bono de $4 millones, además de mantener el liderazgo de la FedExCup, donde ya acumula más de $18 millones solo en premios oficiales.
Su temporada 2025 es de otro planeta: cuatro títulos, incluidos dos majors —PGA Championship y The Open—, y más de $37 millones en ganancias totales, una cifra que ya supera el récord anual anterior en la historia del PGA Tour.
Más allá de las estadísticas, la forma en que domina los torneos impresiona: consistencia absoluta desde el tee, confianza con el putter recuperada tras un período de dudas, y una serenidad en el juego que lo distingue incluso entre los mejores.
Sin embargo, el hecho de que haya consolidado semejante dominio sin competir esta semana abre un debate: ¿es justo que un jugador concentre tal cantidad de premios sin necesidad de mostrarse en instancias finales? ¿Está el sistema premiando demasiado el rendimiento acumulado, dejando de lado la presión del momento?
Mientras los rivales siguen peleando por un lugar en los playoffs, Scheffler ya mira más allá: al Tour Championship, y a una Ryder Cup donde será figura indiscutida del equipo estadounidense.
En un año donde muchos compiten, Scheffler gana hasta descansando.