De hecho, el putting y los golpes cortos que nos acompañan por el green son el equilibrio entre la fuerza y la sutileza en el golf. Por ello no son los movimientos mecánicos los que diferencian a los buenos de los malos golpes de putts. Con práctica, cualquiera puede desarrollar un golpe sólido, reiterado y mecánico. Pero se necesitan más cosas.
El problema radica en el hecho de que pocos jugadores hacemos el esfuerzo, e incluso los que lo hacemos podemos fallar en el intento; porque un buen “golpe de putt” tiene que tener la habilidad para valorar la pendiente, la sensibilidad para sentir la velocidad adecuada y el valor para actuar con decisión.
Estos son algunos requisitos para un golpe de putt superior:
a) hacer que la pelota ruede por el camino correcto.
b) y que lo haga con la velocidad exacta.
En otras palabras, para elegir el camino adecuado hay que decidir teniendo en cuenta la pendiente, la velocidad del green, la distancia del putt, la pelota y el putter mismo.
Hay algunas claves:
1. Apuntar sobre o ligeramente dentro de la pelota.
2. Situar la cara del palo cuadrada con el objetivo.
3. Situar la pelota adelantada al centro.
4. Mantener el movimiento del cuerpo controlado.
5. Usar un golpe acelerado.
6. Sentirse relajado, no intentar embocar cada putt sino conseguir la línea correcta.
7. Conseguir un contacto sólido con un golpe en el punto dulce del putter 8. Colocar los dedos pulgares sobre el mango del putter, siempre, pero siempre, porque es lo que nos dá toda la sensibilidad de la velocidad y del golpe.