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Los Vicios...

En casi todas las actividades deportivas amateurs que desarrollamos, luego de meses de práctica sin apoyo profesional terminamos generando vicios de comportamiento ("retoques personales"). Es más, llegamos a perfeccionarlos tanto, que los convertimos en técnicas propias exitosas (Mmm...)

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Todos cargamos genéticamente con una serie de condiciones innatas, que hacen que ciertas personas posean una inclinación ‘natural’ ó más facilidad que otra –por ejemplo- para aprender matemáticas, dibujo, canto… ó para practicar algún deporte. Venimos de fábrica con aptitudes ó destrezas ocultas para alguna disciplina. Luego de descubrirlas y cultivarlas, terminaremos profesionalizándonos, destacándonos ó siendo referentes de alguna de las mismas.

Dicen que todo se aprende mejor cuando se lo hace de pequeño, a corta edad, porque no tenemos vicios previos y se aprovechan las condiciones ‘vírgenes’ que trajimos de la cuna. Probablemente, por ahí se explique la tremenda facilidad de los chicos cuando se les enseña a nadar, a andar en bicicleta, ó a jugar Golf… Es algo que no olvidarán ni les costará esfuerzo retomar cuando lo necesiten.

Pero lamentablemente, para los que aprendimos a jugar Golf de grandecitos -como quien escribe- esto de querer mejorar y desear hacerlo bien, no se presenta tan naturalmente como andar sobre una patineta a los ocho años… hay que esforzarse muchísimo más que cuando éramos niños.

Esta introducción viene a cuento, para intentar tranquilizar a nuestro ego y ayudarnos a entender más inteligentemente nuestras limitaciones, que desafortunadamente son unas cuantas…

Digo esto porque observo y comparto situaciones con otros amigos que abrazaron al Golf tardíamente, y llegan al punto de estresarse ó preocuparse exageradamente; por querer imitar ó dominar ciertas técnicas –algunas profesionales ó de amateurs experimentados- sin advertir que lo que se aprende de grande… llevará el contrapeso del tiempo, la edad, el físico, los problemas que compiten en nuestra mente, en fin, todo será más trabajo, perseverancia y poco disfrute inmediato.

Mi propuesta, para que no se interprete como una sugerencia conformista e indulgente para con nosotros mismos, es aceptar mansamente estas condiciones con una conciencia diferente que nos permita identificar nuestros límites personales, comenzando por comprender que:

 - No estamos conformes con nuestra experiencia (No. Ni con las técnicas, ni con nuestro handicap, etc.) pero podemos mejorar y hacer un esfuerzo “razonable” que nos haga sentir más satisfechos. Entendamos a ese “razonable” con mayor amplitud, ayudados por lo que explico seguidamente.

 -  Somos grandes; aprender nos cuesta el doble; cargamos con muchos compromisos; con poco tiempo; trabajamos de lunes a viernes; la familia demanda nuestra presencia y no siempre podremos dedicarle los fines de semana al Golf; no vivimos del mismo –ni creo que nunca vivamos de él-; ya pasó nuestro tiempo de competir, vinimos a divertirnos y hacer algo saludable para con nuestro físico. Sin embargo…

 -  Y a pesar de ello… nos quejamos. Pero paradójicamente no hacemos nada para corregir los vicios. Existiendo alternativas para mejorar, creo que no deberíamos lamentarnos más. Todo mecanismo necesita de un ajuste profesional, como el coche con el “servicio de los 10, 20 ó 40 mil kilómetros”

Es muy entendible que por falta de tiempo, de perseverancia, constancia ó paciencia, terminemos por conformarnos y de convencernos que con un conjunto de 6 ú 8 técnicas básicas que aprendimos, ya podemos jugar y desarrollar un Golf ‘medianamente’ aceptable, ¿para qué más…? Alguien una vez me dijo: “Mientras menos tiempo dispongo para entrenarme, más entrenamiento necesito”. Verdad…!!

Con el pasar de los meses iremos aceptando esas limitaciones e incorporando gradualmente una serie de “correcciones personales” (vicios) que nos ayudarán a pasarla un poco mejor, sin reconocer que a medida que lo hagamos así, asumimos el costo de perder precisión, distancia, efectividad y capacidad de superación. Pero hacemos concesiones con nosotros mismos y lo pagamos.

Un ejemplo clásico: Quien posea el crónico ‘slice’ -es común verlo- terminará adoptando el vicio de apuntar su tiro exageradamente a la izquierda para “corregir”; es decir, para ‘compensar’ el desvío, rezando para que su bola termine -en el mejor de los casos- corriendo por el fairway. Pero sabemos que corregir definitivamente un ‘slice’ no es tarea fácil, llevará –además de tiempo- mucha entrega y compromiso, con lo cual, seguiremos fortaleciendo nuestro vicio apuntándole a la izquierda, ya que el mismo “error-corregido” la hará aterrizar en algún lugar del fairway. ¿Ó me equivoco mucho…?

Otro tradicional, es el de los ‘eternamente enamorados del putter-multifunción’ (que protegidos en su vicio) tratarán de usarlo también en el bunker, para sacar su bola en 2, 3 y hasta 4 golpes, aunque se enfrenten a un acantilado… inexplicablemente también se quejarán de su suerte, pero graciosamente veremos que dentro de su bolsa guardan un Sand muy nuevito, que parecerá embrujado y maléfico.

Muchachos… hasta llegamos al punto de auto-convencernos que comprando ‘ese’ palo de nueva tecnología, eliminaremos nuestro vicio… y además lo explicamos: “Ahora, con el ajuste de la vara y cerrándole dos grados la cara, la pelota irá mucho más derecha…” Suena tremendo, pero lo escuché.

No es nada malo adquirir elementos que nos ayuden, porque en definitiva nos harán sentir felices y confiados. Lo que considero negativo en todo caso, es no hacer nada desde lo personal, para que esa ayuda, además, traiga la efectividad real que pretendemos lograr. No hay magia.

Nuestro perfil de golfista es extraño, por definirlo de alguna forma; por un lado pretendemos jugar cada vez mejor, ganar, pegar bolas larguísimas por el medio del fairway, ser precisos sobre el green, tener un swing igualito al de Ernie Els… pero por el otro, no acabamos de aceptar con la misma fuerza intelectual y sentido común, que no será en esta vida…. que para lograrlo, tendremos que cambiar algunas de las 2.765 cosas que no hacemos bien.

Si no podemos comenzar con los cambios -por lo menos- dejemos de quejarnos, de maldecir cada bola impactada que salió para cualquier lado. En todo lo que hacemos hay una relación causa-efecto: No es culpa de la marca de la pelota, ni del palo ‘viejo’, ni de nuestra falta de concentración. Salió así porque le pegamos mal. Le pegamos mal porque no hicimos las cosas bien y, no hicimos nada bien porque nunca corregimos esos errores y pretendimos compensarlos con nuestros vicios.

Los vicios que adoptamos de una u otra forma –me incluyo- y que falsamente creímos que nos ayudarían, seguirán acompañándonos por años, nos acostumbraremos tanto que echarán raíces en lo más profundo de la mente, siendo cada vez más dificultoso ‘podarlos’ y borrarlos para siempre.

A mi juicio quedan dos caminos: aceptarnos como somos y seguir jugando así, sin ningún drama y divirtiéndonos por encima de los 100 golpes por vuelta (¿suena muy duro?). Pero sin quejarnos ni compararnos con nadie. Ó por el contrario, elijamos la puerta que nos lleve a intentar –por lo menos- modificar nuestras técnicas erróneas.

En el grupo de amigos que normalmente jugamos, cierta vez uno de ellos emitió un comentario que me hizo reflexionar. Dijo: “_ Fulano… que increíble ‘suerte’ tenés” (en realidad no fue tan educado con el vocablo ‘suerte’) cuando vio que ‘Fulano’ ejecutó un approach maravilloso desde afuera del green y embocó su bola en un solo golpe.

Enseguida recordé que “Fulano”, me había comentado que estaba trabajando muchísimo en la práctica de tiros sobre y alrededor del green. Entonces –pensé- eso que todos vimos ahí no fue pura ‘suerte’, sino el resultado de un esfuerzo, de un trabajo orientado a mejorar su juego. ‘Fulano’ nunca se sintió ofendido, sino gratificado, porque comprobó que el proceso de eliminación de su viejo vicio (tomaba mal el palo y se paraba erróneamente para compensarlo) estaba funcionando y ahora veía los buenos resultados…

Albert Einstein dijo -entre tantas cosas fenomenales- “Los problemas no pueden ser resueltos al mismo nivel de pensamiento en el que fueron generados”. También leí otras traducciones que decían casi lo mismo:

“Me sorprende que existan personas que deseen obtener resultados distintos utilizando siempre los mismos esquemas”. En fin… creo que Einstein jamás pensó que sus pensamientos llegarían a ser analizados desde la óptica del Golf.

Suerte con esos cambios

Hasta la próxima.

Marcelo H. Barba
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Comentarios de los miembros
GHIRLANDA MARCELO AGUSTIN
Club: MDP ACANTILADOS
08/03/2012 18:21

No tengo el placer de conocerlo personalmente, pero por lo visto Ud. sí me conoce. Y muy bién. Gracias porque necesitaba escuchar eso. Voy a disculparme con mi instructor habitual. ;)

BARBA MARCELO HORACIO
Club: LA RESERVA CARDALES
09/03/2012 10:41

Gracias nuevamente por los conceptos Marcelo, le envío un abrazo.

NIRONI RODOLFO
Club: NEVADO GOLF CLUB
08/03/2012 09:18

Gracias maestro tu didactica es inconfundible, nuevamente gracias por tu claridad de conceptos.

BARBA MARCELO HORACIO
Club: LA RESERVA CARDALES
09/03/2012 10:44

Nino...!! por favor... ni siquiera soy aprendiz, solamente me jacto de ser un observador de la realidad. Un abrazo y gracias.

SESAR ROGELIO ANTONIO
Club: CLUB BCO PCIA BS AS
08/03/2012 08:13

Totalmente de acuerdo, soy de los que aprendió de grandecito y aparte de los vicios propios uno agrega a veces la memoria de otros deportes que realizo, armando una ensalada mas que interesante.

BARBA MARCELO HORACIO
Club: LA RESERVA CARDALES
09/03/2012 10:51

Bueno Rogelio, entiendo que venís del Paddle, yo no desaprovecharía esa 'memoria' deportiva y la orientaría -con un profe- para aprovechar tantas cosas... (elongación, flexibilidad, cambio de peso entre las piernas al pegar, rotación, etc.), además no conozco ninguna ensalada desagradable... Un abrazo y gracias.

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